Brasil es el lugar perfecto para cultivar el romance. La deliciosa mezcla de elementos naturales y culturales culminan en la percepción de la atmósfera romántica que parece permear la gente y los lugares, es algo que se respira en el aire. 

El lado delicado y sensible no está apenas en los refugios románticos, pero sí en el alma de su gente, que parece haber nacido con el ingrediente del amor en la sangre, y así lo demuestra en su forma siempre afectuosa y contagiante.